Yo me he levantado con ganas de dar caña


Basta ya del pesimismo, de la desgana y del «da igual lo que hagamos, no sirve para nada». Prefiero morir con la bata puesta, porque todos moriremos al fin y al cabo. Puestos a morir, que sea dando caña, intentando mejorar el sistema.

Vengo de un magnífico blog, el de mi ídolo Cmorsoc, (es que tengo varios ;-P) y se me ha quedado tan largo el comentario que he tenido que cortarlo: aquí copio y continúo el resto.

«Pues yo me he levantado con ganas de dar caña. ¡Ale! ¿Y por qué? Pues porque no me conformo, no quiero algo que no funciona en mi vida, y sobretodo no quiero quedarme de brazos cruzados sabiendo que no funciona. Me da igual que las editoriales no tengan ningún tipo de responsabilidad con mis alumnos: tal y como nos dijo el último representante al que fui a escuchar en una charla de estas que vinieron a dar sobre recursos digitales, la responsabilidad es nuestra, para ellos nosotros somos sus clientes, y harán lo que nosotros queramos comprarles. Si queremos recursos digitales para que los alumnos reproduzcan, para que no piensen, no creen, no argumenten, para que hagan exactamente las mismas operaciones que nosotros: ESO nos van a vender. Pues A MI NO ME VALE. Hace poco vi el documental «Waiting for Superman 2010«: no tiene desperdicio, hay mucho de ese documental que no concierne sólo a EEUU. El cambio será de todo el sistema educativo, pero TIENE QUE EMPEZAR POR NOSOTROS LOS DOCENTES.

He tenido un compañero de departamento que daba PQPI y venía al IES sin maletín, porque nunca tenía nada que corregir. Sus alumnos estaban en su clase porque aborrecen el sistema del libro de texto, y él se empeñaba en una reunión de departamento en que no le cambiáramos los libros de texto porque llevaba unos años con ellos y estaba cansado de que cada cierto tiempo se los cambiaran. Un profesor que para no trabajar prefiere que sus compañeros no trabajen tanto, y vota por no cambiar nada siempre. Ese compañero se precupaba más por las últimas oposiciones (no estuvo de tribunal, sólo por disfrutar de las energías que se mueven) que de sus alumnos. Este compañero cuando esté de tribunal es el que dejará entrar en el sistema público a quienes no le hagan trabajar de más. Ese compañero cobra trienios y sexenios porque hace años que es funcionario, pero no es el único.

Tuve otro compañero que a pesar de tener dos hijas, de que una de ellas tenga una enfermedad que le hace necesitar más tiempo para ella y para su familia, se dedica a su trabajo de docente en cuerpo y alma. Este compañero sigue el libro de texto y se considera a si mismo un profesor tradicional, pero siempre escucha los comentarios de sus alumnos, les respeta y promueve el debate en sus clases. Este compañero alienta a los compañeros que trabajan de forma distinta a él, a profesores novatos que utilizan herramientas distintas y utilizan metodologías colaborativas, porque dice que ve a los alumnos mejorar. No le importa tener que aprender a utilizar un blog si esto puede enganchar a sus alumnos. Este compañero se abruma con los cambios y con las TIC, pero las mira de frente y con el corazón: este docente no hace tanto que es funcionario, pero trabajó muchos años de interino, años por los que no cobrará sexenios. Sin embargo, él dejaría entrar en el sistema a los compañeros que le hicieran trabajar más, si así puede conseguir que sus alumnos aprendan mejor.

Lo mismo podría decir de otras compañeras. Tuve compañeras que creen que se lo saben todo y que sus alumnos «son tontos». Estas son palabras literales de una compañera que se escandalizaba cuando todos los alumnos le suspendieron un examen, exactamente el mismo que ella les había resuelto unos días antes en la pizarra. Esta profesora jamás pensará en cambiar su metodología, ni se le pasa por la cabeza: porque «lo ha probado todo». Según ella, los alumnos no tienen remedio. Otra compañera, en cambio, que consigue despertar el interés por su asignatura en sus alumnos, una profesora entregada a su trabajo, dice que no sabe nada de TIC. Ésta última ya ha utilizado sites de google con sus alumnos, trabaja noticias de actualidad en sus clases, aprendió a escribir en un blog y ha utilizado el skype para pedirle ayuda a otra compañera. Sin embargo, siempre dirá que no sabe nada y siempre intentará hacer cosas distintas para mejorar. Esta profesora se tiene que enfrentar a sus alumnos, que prefieren reproducir a tener que pensar por si mismos, a los padres de sus alumnos, que le van a decir lo que significa aprender, y para colmo, a sus compañeros y a los inspectores: esto último es lo que NO HAY DERECHO.


Los profesores deberíamos apoyar al que más se lo curra, y no esconder los trapos sucios de quien no pega ni chapa. Los profesores deberíamos alentar a quienes intentan hacer algo diferente para mejorar (algo fundamentado en argumentos pedagógicos), y no enterrarles en papeleos absurdos. ¿Que somos humanos y tenemos derecho a querer dar el mínimo? Bueno, si queremos un sistema educativo de mierda, entonces sí. Si queremos un sistema educativo que mejore, entonces no: no vale que cobre más quien menos trabaja, no vale que lo tenga más difícil y tenga menos recompensas quien más se esfuerza. Precisamente, no vale porque somos humanos y necesitamos apoyo emocional para seguir luchando.


Yo todavía no soy la profesora que quiero ser. He tenido alumnos que me han felicitado porque han disfrutado con su portfolio, y quienes me han dicho que no han aprendido nada conmigo (los mismos que no lo intentaron porque querían el sistema tradicional individualista y reproductivo: no les supe motivar). He tenido alumnos que han disfrutado aprendiendo con las TIC, que las han usado para hacer entrevistas a distancia, para compartir lo que aprenden, para ayudarse, y he tenido alumnos que se han quejado por tener que utilizar herramientas TIC, porque quieren libreta y pizarra: luego no he conseguido transmitirles porqué y para qué. Tengo mucho que mejorar: quiero bajarles más al laboratorio, quiero darles más responsabilidades, quiero mejorar los procesos y la evaluación, …el curso pasado sobrecargué a quienes sí querían trabajar. No quiero «más», quiero «mejor». Quiero aprovechar al máximo todas las oportunidades de aprendizaje que se brindan en clase. Recuerdo varias oportunidades que no aproveché. Pero precisamente las que recuerdo son las que voy a poder mejorar. Del error se aprende muchísimo. Nuestros alumnos también. El sistema también. Pero tenemos que ser conscientes de que nos estamos equivocando.


Tenemos un sistema educativo con la vergüenza de disponer de una cátedra en Homeopatía, y muchas otras facultades que dan másteres en homeopatía y otras pseudociencias a sus alumnos de medicina, farmacia y enfermería. Vivimos en un país en el que se vende homeopatía ¡¡en las farmacias!!, y ministras de sanidad que lucen la Power Ballance. Nuestro sistema económico necesita innovación. Necesitamos que en las empresas hayan líderes comprometidos con la sociedad. Si no nos damos cuenta de que en el sistema educativo nos estamos equivocando, ¿cómo vamos a mejorar? ¡Despertemos de una vez! Y si para ello hay que sacar a airear los trapos sucios, ¡hagámoslo!

19 comentarios en “Yo me he levantado con ganas de dar caña

  1. Olé, con dos ovarios.

    El daño que hace quien está en los centros haciendo daño es mucho, mucho. Están jodiendo vidas, además de las nuestras de «compañeros». Ya está bien de panoplias.

    Tengo 56 años y estoy pensando ya más en jubilarme que en otra cosa, y acabo de llegar a mi penúltimo centro, el curso pasado, huyendo siempre de «compañeros» y «compañeras» dedicados y das a joderle la vida al que hace algo diferente, porque «me caes mal», y «algo estás buscando conseguir con tanto moverte». Y cosas peores. ¿Qué hace esta gente en la educación? Por Belcebú.

    Me gusta

    • Vaya tela, Fernando. En tu comentario leo mucho dolor ¿¿ “me caes mal”, y “algo estás buscando conseguir con tanto moverte”??? Si estas son palabras de un compañero, deben hacerse públicas para que hayan más voces al respecto. Necesitamos mucho aire fresco. Contar con detalle lo que pasa en las aulas, para bien y para mal. Lo que no ayuda al sistema debemos cambiarlo, y quien lucha por mejorar las cosas debería ser apoyado.

      Un abrazo, Fernando.

      Me gusta

      • Como dice Linda, mejor no darles tanto aire. Ojalá pudieran tener aire en donde se producen, ahí sí podría ser efectivo. Me conformo con que «la gente con ganas de trabajar» lidere las tendencias en los centros. Eso ya sería revolucionario. Y eso, poco a poco, se está consiguiendo, aunque no sea más que por el relevo generacional. Es duro, pero me parece que también verdad.

        Me gusta

  2. No sé si hay que airear trapos sucios, pero lo que sí hay que hacer seguro es darle valor a los que tienen los trapos limpios, y hacerlo hasta que lo que esconden los sucios no puedan aguantar más y cambien (o se vayan)
    Me encanta tu post, sobretodo porque rezuma ganas de aprender 🙂 me encantan tus ganas 🙂

    Me gusta

    • Gracias Linda. La verdad es que el artículo necesitaba este aire positivo que has aportado. Hay muchos compañeros que se agotan, se agobian, se cansan de luchar con inspectores, con compañeros que no dan ni chapa o que harían cualquier cosa por dejar las cosas como están, porque se sienten seguros o por comodidad… y eso es lo que no deberíamos permitir: que quienes tiren del carro sean arrastrados o empujados por quienes no quieren mejorar.
      A mi me encanta tu espíritu constructivo.
      ¡Un abrazo!

      Me gusta

    • Gracias Gregorio,

      La cuestión es cómo gestionar eso. En las empresas privadas se premia a quienes dan mejores resultados, hay un porcentaje de ganancias por objetivos. En nuestro sector hay cursos que se hacen para los puntos, en los que sólo por ir te dan el certificado. A eso no hay derecho.

      No hay derecho que valgan LOS MISMOS PUNTOS un «seminario» de pasear por el campo un par de fines de semana que te proporciona un sindicato, que un verdadero seminario de muchas tardes durante muchos meses, en el que compartes tus ideas y tus conocimientos, aprendes con otros compañeros, en los que hay debates, críticas reales y sinceras… Y para colmo, no tiene sentido que la Consellería permita que quienes estén en la bolsa no puedan participar en éstos últimos, pero sí en los primeros: ¿Qué estamos propiciando? ¿Qué queremos en el sistema?

      Un abrazo, Gregorio. Gracias por comentar.

      Me gusta

  3. Si os contara lo que oigo yo… Lo último este jueves. Después de matarme a corregir tareas en el aula virtual para que la nota de mis alumnos realmente refleje su trabajo diario, me pregunta uno que si voy a dar aprobado general «para no tener problemas». ¿Maaaaaande? Precisamente ese profe del que alumnos y otros profes sueltan pestes. Creo que el mayor problema de nuestro sistema es el profesor poco cualificado, poco motivado… y con un interior sucio-sucio.

    Me gusta

  4. Hay tanto por cambiar… lo malo es que nosotros tenemos visión desde dentro, que tenemos claro lo que pasa, lo que hay que cambiar y cómo, pero chocamos con molinos en ese camino.
    Creo que estos últimos dos años han marcado antes y después y que tenemos que seguir adelante, pese a quien pese, cueste lo que cueste. Besitosss!!

    Me gusta

  5. Como en todos los gremios, aquí hay de todo. Imagino que es simplemente imposible que no los haya.

    Y es que, Aída, desgraciadamente hay gente que no comparte la idea «Que no luches por mejorar (no necesariamente debe coincidir nuestra definición de mejora), no significa que tengas que sabotear las iniciativas de los demás…». Y ahí está el problema, que a veces se esconde la apatía y la comodidad detrás del espíritu de colaboración y coordinación. Ay de aquellas mentes inquietas que caigan en un departamento «transmisor de contenidos» que crea fervientemente en la coordinación… más bien en la imposición e inmovilismo. En ese sentido, Aída, yo personalmente he tenido mucha suerte… pero ha sido eso… suerte. Afortunadamente, aunque en la distancia, nos seguimos teniendo unos a otros, no? Bueno, los de Canarias estamos un poco más lejos… jo.
    Nota: el sentimiento es MUTUO.

    Me gusta

  6. Yo aprovecho este post y vuelvo «erre que erre» a la misma idea: transparencia. Hacernos transparentes tiene un efecto doble: nos protege y deja en evidencia a quien no trabaja bien. Es vital, creo. Porque supera este tipo de situaciones tan dañinas, tan desgastadoras. Dar la batalla cada día es muy complicado cuando no está a la vista de qué hablamos.

    Una transparencia que también tiene un efecto positivo. Te mejora. Porque te obliga a ser coherente.

    Y, entonces, queda claro que el cambio educativo SÍ que va a suceder por algo que tú comentas, Aida. Porque hay mucha, mucha, mucha gente honrada. Mucha. Que ve bondades en ese cambio educativo, gracias a que lo estamos contando (que todo hay que decirlo) y busca, también, la manera de lograrlo. Su manera. Y que te dejan con la boca abierta con sus logros…

    Y es que creo en que hay una «segunda oleada». Gente que no ha entrado a las tICs porque el territorio aún no lo veían, y con razón, maduro. Y no se atrevían por no causar un perjuicio a su alumnado. Gente prudente y con un buen saber hacer que nos va a dar el relevo a los pioneros. Que estamos aquí, no tanto por prudentes, sino por cabezones. Al menos yo, jejeje…

    Y en la tipología me falta el tICsinvergüenza. El que aprovecha las tIC para no dar ni chapa… Que los hay…

    Paciencia y transparencia. Que acaban en lo mismo que conciencia. Que al final es lo que se necesita, se haga como se haga. 🙂

    ¡Y a seguir! Un besazo! 🙂

    Me gusta

  7. Poco puedo añadir después de tu post y de los comentarios que me preceden.

    Los que tenemos «una edad» como Fernando o yo, estamos «hartos» de gente que entiende la profesión desde una perspectiva corporativista centrada en la acomodación y el cumplimiento (cumplo+miento).

    Pero no podemos/debemos dejarnos llevar por la inercia de que no podemos cambiar el mundo; no solo podemos sino que estamos obligados a ello haciendo, como dice Linda: airear los trapos limpios o, en palabras de José Luis: hacernos transparentes de forma que el trabajo que muchos compañeros y compañeras se hace sin preocuparnos demasiado si con ello se les «ve el plumero» a otras personas; que «cada palo aguante su vela».

    Como suelo decir «la educación es un arma cargada de futuro».

    Un beso y ¡adelante!

    Me gusta

  8. ¡Que razón tienes, Aida¡, el optimismo es imprescindible, es consustancial a la tarea de educar, … ¿como vamos a mejorar si no reconocemos nuestras «debilidades»?..
    Dar visibilidad a los proyectos de calidad, dejar constancia del buen hacer de muchísimos profesores empeñados en conseguir una enseñanza de calidad… ¡¡y contagiar el entusiamo utilizando todos los medios posibles¡¡, … ¿Vivir esa realidad como una maldición?…mejor como un reto ¿no?

    Me gusta

  9. Aida, Totalment d’acord amb tu… Tot el meu suport! Però com canviar aquests mals hàbits? Com fer que els professionals de l’educació visquin la seva tasca amb entusiasme? És curiós que a vegades aquest penalitzen els alumnes que tenen una actitud passiva. Com volen que els alumnes s’apassionin per aprendre si el seu professorat no ha mostrat mai una mica de passió per la seva tasca?

    Me gusta

  10. Tenía guardado tu post hasta que encontrara un huequecito 🙂
    Poco puedo decir, pues llevo 5 años fuera de las aulas y salí de ellas por que «iba a explotar» de tener un departamento lleno de personas que no se implican, que pasan de sus alumnos y de sus compañeros, de un equipo directivo que no te apoya…
    El curso próximo volveré a las aulas. Tengo muchas propuestas de trabajo, en la que es necesario implicación de compañeros. Finalmente, seguro que tengo que hacer la guerra por mi cuenta 😦

    Me gusta

    • Gracias por acordarte, Antonio

      Me alegra saber que vuelves a la carga: qué buena noticia. Sabes que cuentas con compañeros de otros departamentos en otros IES para trabajar online: en caso de no poder contar con los del tuyo, es una buena alternativa. Un abrazo enorme.

      Me gusta

Deja un comentario