Los libros de texto sólo tienen sentido si son para el profesor. Los alumnos no deberían tener libros de texto, tampoco digitales.
Los alumnos aprenden haciendo, experimentando, jugando, buscando respuestas, escribiendo sus descubrimientos, sus cálculos, sus conclusiones, sus hipótesis…
El contacto con la naturaleza es fundamental, tocar tierra para tener los pies en el suelo. En Internet hay tanto multimedia con el que aprender: está muy infravalorado su potencial entre los docentes de libro. «¿Es que no van a leer?» Claro que si: cuentos, textos de divulgación, enciclopedias… Información de textos reales, en su contexto.
La información está en la naturaleza y el arte es la mejor forma de comunicación. La información que mejor nos llega, la que mejor comprendemos, es la que nos proporcionan las experiencias directas.
Los libros de texto son orejeras, no permiten que los docentes aprovechen las experiencias que hay en el entorno. Les desconectan de la realidad, de las noticias… Sobretodo de los estudiantes. Y éstos pasan sus mejores años perdiendo el tiempo subrayando, copiando y estudiando para el examen. Cambiar este desastre está en manos de la comunidad educativa y en cada uno de sus miembros.