Reflexiones de una profe de secundaria


Inspirada por las reflexiones de @xarxatic y por los estupendos vídeos de Escépticos en el Pub, escuchando a Carlos Elías, autor de La razón estrangulada, y recordando el magnífico comentario que hizo José L. Castillo en el artículo anterior, no puedo evitar pensar sobre la responsabilidad que tenemos los profesores de secundaria, y más allá de contarle al mundo lo que yo siento y pienso en este artículo, quiero saber qué pensáis los demás:

¿Cómo fomentamos los profesores de secundaria el pensamiento crítico? ¿Cómo no lo hacemos, consiguiendo todo lo contrario?

¿De verdad el currículo de secundaria nos impide estimular el pensamiento crítico y el pensamiento divergente? ¿Qué importancia le damos a estos temas?

Y la gran pregunta: ¿Quién consideramos que es «mejor profesor»: el docente que se ciñe a la parte del currículo que especifica que hay que dar ciertos contenidos, o el docente que se ciñe a la parte del currículo que especifica que debemos consiguir que nuestros alumnos sean competentes?

14 comentarios en “Reflexiones de una profe de secundaria

    • Siempre nos encontraremos, sobretodo los interinos, con centros en los que su nivel de contenidos y competencias está por debajo de lo que espera el sistema (el currículo). Es imposible dar los contenidos de física y química que dice el currículo y además despertar su espíritu crítico, capacidad para enfrentarse a problemas, trabajo en equipo. Si lo haces, no puedes partir de los contenidos digeridos, tienes que dejar que los digieran ellos, y eso requiere un tiempo. Entonces qué haces, tienes que decidir. ¿Les enseñas competencias o determinados contenidos? ¿Qué haría un buen profesor?

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  1. Buen post, Aida. Simplemente añadir un comentario:
    – Para enseñar a ser crítico, hay que empezar siéndolo con uno mismo… Cuando entramos en un aula, ¿nos paramos siempre a pensar si podemos hacerlo mejor? Para los escépticos de las CCBB, les diría que «en el fondo, y simplificando muchísimo, trabajar por competencias es enseñar contenidos… y además enseñar a aplicarlos en distintos contextos y valorar las relaciones que existen entre ellos». Luego, más que bajar el nivel, se SUBE!!
    ;o)

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    • Entiendo que cuentas con que quien valora más dar contenidos, piensa que así se «sube el nivel» y que quien da competencias no lo consigue, por eso respondes con este comentario (con el que coincido totalmente).

      Gracias por tu aportación :-)) Espero que haya quien te lleve la contraria, porque sé que tu comentario da para un buen debate. Un beso.

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  2. En primer lugar me gustaría comentar que me sorprende, y de manera muy agradable, que mis reflexiones te sirvan de inspiración, ya que como más reflexiones se lleven a cabo en el mundo educativo, mayores posibilidades tenemos de intercambiar ideas y, descubrir qué es lo que nos preocupa del mismo.

    En referencia al fomento del espíritu crítico y la rigidez del currículum, somos nosotros, como docentes, quienes muchas veces nos encorsetamos en el mismo (por comodidad o miedo a la innovación) y, por ello se mantiene la resistencia al cambio de la que muchos nos quejamos desde hace bastante tiempo.

    Finalmente, un buen profesor, a pesar que se aleje completamente de mi idea del mismo, será aquel que ponga mejores calificaciones, y consiga que sus alumnos saquen mejor nota en Selectividad (si hablamos de docencia en el Bachillerato). Lo demás puede ser muy bonito, pero la mayoría de los alumnos y sus familias (que habrían de ser el motor de ese cambio que muchos demandamos)sólo entienden de datos objetivos y evaluables.

    A pesar de la realidad, creo que cada vez se va generando una mayor marea de «cambio» que, espero que se traduzca en un cambio del propio sistema.

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  3. Para mí, la mejor profesora es la que es capaz de volcarse en el desarrollo de las competencias utilizando los contenidos de su materia como excusa para ello, y, de ser posible, otros contenidos de distintas materias que complementan y permiten sinergias entre áreas del conocimiento, además de dar un significado pleno a la idea de «competencia».

    Esto no solo requiere un esfuerzo notable para concebir y coordinar las tareas. Además, es preciso un nivel de conocimiento,preocupación e implicación en y por la realidad científica, cultural y tecnológica en el corto, medio y largo plazo (hacia adelante y hacia atrás en el tiempo) y en las distancias largas y cortas también (el barrio, la ciudad, la región, el estado, el mundo)

    El mejor profesor, la mejor profesora, son ciudadanos de primera categoría, en todos los sentidos, porque eso es lo que tienen que mostrar, contagiar, compartir con su alumnado, con sus compañeras y compañeros, con las familias…

    ¿Es mucho pedir?

    Eres una preguntadora fantástica, Aida, sacas lo mejor de cada quién con tus preguntas 😀

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  4. Aida, hoy me pillas con el ánimo por el suelo, y leyendo esto la verdad es que me da fuerzas porque pienso que, aunque trabaje rodeada de despropósitos, no soy yo la rara.
    El mejor profesor, para empezar, es el que llama a sus alumnos por su nombre y los trata como a personas, con respeto. El que quiere lo mejor para ellos, no para él. El que no habla de ellos como si fueran cosas, sino que intenta dar lo mejor de sí para que crezcan. Un besazo, niña!!

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  5. Bravo para Nicolasa. BRILLANTE. Saben qué? A veces, sólo a veces, pienso que los/las que defienden la vía de contenidos es poque…. No saben cómo aplicarlos.
    Sin olvidar que hay una pifia de fondo y es pensar que no estàn relacionados: contenidos y ccbb.

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  6. Llevo un día en que me parece haber sido transportado a otro ¿planeta? Encuentro en dos columnas, en ese montón de intervenciones en un muy breve lapso de tiempo, más inquietud, riqueza, voluntad y qué se yo que en mis más de treinta años de docencia. Podría señalar la infinidad de intervenciones, enfoques y citas con las que estoy de acuerdo. !Son tantas!
    Quisiera ampliar un poco el marco de la discusión, más allá incluso de las PAU. Tengo la sensación, cuando hablo con aquellos que me sufrieron como profesor, que nuestro trabajo es una bomba de relojería: ya no estás cuando hace efecto. Pero ellos sí que recuerdan vívidamente esa pasión, ese respeto y el trato como personas.
    Es más que posible que algunos no hayan aprendido nada de Biología. Y sin embargo, cuando los he visto en la calle, son personas y que te recuerdan con simpatía.
    ¿Contenidos? ¿Competencias? Creo que es una falsa dicotomía, como aquella famosa de ¿sexo? ¿amor?. Más bien, las dos caras de una misma moneda. Pero también tengo la sensación de que empiezo a estar un poco pasado de moda.
    Está más que claro que no es cuestión de memorizar, pero esto son detalles a trabajar en el día a día. Manejando los hilos con los que se hilvana la ciencia, se puede caer en la cuenta de muchas cosas que luego te sirven para ir por la calle.
    De las cuestiones legales no puedo decir nada. En un momento dado la enseñanza se movilizó para conseguir un contrato laboral, y resultaron unas oposiciones restringidas.
    Lo que sí resulta más que evidente es que hay suficiente clamor, suficiente fermento y suficiente masa como para que se oiga la voz de unos enseñantes que apuestan por una enseñanza que les sirva a los alumnos, y a la sociedad en suma, para enfrentarse a la complejidad del tiempo que viene.

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    • ¡Hola Xavier!

      Me ha gustado mucho la comparación de competencias-contenidos con amor-sexo. La verdad es que sí se funden, y también se confunden, en muchas ocasiones van cogidos de la mano. Pero también es cierto que todos sabemos distinguirlos, y habremos conocido situaciones en las que sólo teníamos una de las dos caras de la moneda. Y cuando esto ocurre, hay un vacío. No me imagino un aprendizaje valioso que no estimule la memoria, que no amplíe campos semánticos o que no te haga más competente.

      En ocasiones somos quienes aprendemos quienes llevamos este aprendizaje donde nos interesa, porque somos capaces de aprender a aprender, pero hay quien no tiene esa capacidad porque todavía no la han aprendido, o no tienen dónde asentar la gran cantidad de contenidos, ya mascados y digeridos, que pretendemos que asimilen para el exámen. Cuando uno se enfrenta al esquema tradicional del aprendizaje, en la que el profesor es una jarra llena y el alumno un vaso vacío, una y otra vez, como alumna, compañera, profesora, familiar, etc. sabe que no se está estimulando el aprendizaje. Porque en ese proceso sólo está la cara de los contenidos y falta la de las competencias, que se dan por supuestas. Sería como pensar que todos los que practican sexo, quieren a las personas con las que se acuestan: no es así. También hay personas que no saben tener sexo sin amar o sin enamorarse, pero no todos somos iguales. No todos tenemos las mismas capacidades, ni las mismas inquietudes. Habrá quien sepa qué hacer con todos esos esquemas, porque le interese aprender por aprender, porque tenga curiosidad por esos temas, por placer intelectual, pero ¿cuántos lo sufrirán?, ¿cuántos sienten que sufren la enseñanza, como un castigo que les toca por su edad?

      Es cierto que en el arte de enseñar está el amor que uno le pone a lo que hace, y que esto crea una atmósfera y una sensación que envuelve a lo que uno hace. Si nuestros alumnos se sienten atendidos, escuchados, cuidados, tendremos un buen ambiente en el aula y nos recordarán con cariño. Desde luego, por aquí deberíamos empezar. Pero a partir de aquí, hay que seguir trabajando. Por lo menos, yo lo siento así.

      Muchas gracias por tus palabras, Xavier. Encantada de tenerte por aquí 🙂

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  7. ¡Uf! Llego tarde, pero llego… Con la lengua fuera, la verdad… Arf, arf, arf… 🙂

    Lo primero, que me encanta el uso que haces de twitter para invitar a la gente al debate. Por sencillo y por genial. Y porque tu blog NUNCA defrauda.

    Lo segundo, dejarle claro a la gente quién inspira a quién. Tú y mucho de tu trabajo a mí. Que se sepa. Yo copio cosas de Aida. Que quede bien claro. 🙂

    Y ya entrando al trapo… Tengo un compañero en mi IES que deberías conocer. Espero que lo conozcas en algunos de los saraos que haya y me encantaría que se animara a venir. Dice que si queremos una determinada sociedad, el aula no puede traicionar los valores que propongamos para esa sociedad. O sea, que no se trata de «O currículum o pensamiento crítico». Se trata de que ninguna de las dos cosas tiene sentido sin la otra. ¿Para qué quiero contenidos si no voy a hacer el bien para mí y para otros con ellos? ¿Cómo hacer el bien si no sé acerca de las cosas, si no estoy suficientemente informado para tomar buenas decisiones?

    Por mi parte, confieso que me resulta difícil. No el pensamiento crítico, no. El trasladar los valores globales de la sociedad que quiero. Eso me ha llevado a replantearme muy seriamente mi relación con el alumnado. Es buena, la verdad. Y muy divertida. Nos reímos en clase con mucha frecuencia. Pero la entrada mía, los dos primeros meses, suele ser muy brusca. Demasiado autoritario, me temo. Seguro que, como dice Nicolasa, se trata de ser buenos ciudadanos y transmitirlo. Por tanto dar clase nos debe hacer crecer.

    Por otro lado, no estoy de acuerdo en que se trate de cosas meramente bonitas, no estoy de acuerdo en que la meta de un buen profesor sea, en ningún caso, que su alumnado supere la selectividad. Creo que nuestro trabajo se orienta más, mucho más, hacia formar para ser ciudadanos activos, críticos, responsables, informados y capaces de tomar las mejores decisiones posibles.

    Eso implica, no solo manejar los contenidos del currículum, sino hacer el bien con ellos.

    Y si aprueban la selectividad, pues estupendo (sería lo lógico). Y si no, pues que se apunten a una academia (un centro público no es una academia ni debe tener enfoque de academia, creo). O que se cambie la selectividad. Aunque creo que deberíamos ir desterrando al «coco» selectividad de nuestro argumentario, ya que, supongo que por razones económicas, la superan el 90ymucho%. Así, una prueba que aprueba no es un motivo para afectar nuestra forma de trabajar. Y menos cuando hay muchos caminos para superarla y escuchar-memorizar-repetir no es, ni con mucho, el más recomendable. Pensar críticamente también te lleva a aprobar selectividad.

    Y que me encanta que me invites a tu blog! 🙂

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  8. Yo sí que llego tarde. Después de leer tan interesantes comentarios, queda poco que añadir. Desde luego, me sumo a la felicitación de Jose Luis por tu manera de invitar desde twitter. Es un placer que te inviten al blog de @aidaivars.
    Respecto al tema que nos ocupa, tengo clarísimo que lo que aprendes no sirve para nada si luego no sabes qué hacer con ello. En teoría yo tengo que enseñar Lengua, pero lo que pretendo es enseñar a mi alumnado a comunicarse, a ser respetuosos, a saber interpretar todos los mensajes que les llegan (que no son pocos). Procuro hacerlo a través del ejemplo; no se puede enseñar un comportamiento democrático de forma autoritaria, porque la mayoría de los mortales -no solo el alumnado- nos fijamos mucho más en cómo nos dicen las cosas que en lo que nos dicen.
    Creo que es una falsa dicotomía elegir entre currículo o competencias. Para mí el alma del currículo son las competencias (al menos en la Secundaria Obligatoria).
    Como decía Ramón Llull hace ya muchos siglos «lo importante no es saber, sino saber decir».

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  9. creo que las preguntas son las precisas, y con respecto a la última, no se si me equivoque o no pero creo que es mejor conseguir que nuestros alumnos sea competentes, no para ser los mejores profesores si no para aportar al futuro de nuestros alumnos.

    Saludos

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