Pienso, luego existo… Me equivoco, luego aprendo.


Muchas veces me sorprendo a mi misma caminando en una dirección contraria a mis propios principios. Soy la primera que defiende que los alumnos deben equivocarse para poder aprender, que es una etapa del aprendizaje inevitable e incluso deseable, porque quien se equivoca y reconoce sus errores siempre aprende… y yo llevo una semana martirizándome por haberme equivocado. Me presenté este año a las oposiciones (como bien saben mi familia y mis amigos que no me ven el pelo desde hace un año) y aprobé (aunque no con plaza). Y ayer tuve mi primera entrevista de trabajo en un centro de secundaria para impartir ciencias. Todo esto cuando lo escribo me suena a gloria, pero yo llevo una semana pensando en todo lo que he hecho mal, tanto en la oposición como ayer en la entrevista, y apenándome por ello. Hoy por fin he decidido parar y ser consecuente con mis principios. ¿Acaso, si no les premio a mis alumnos por equivocarse, no debería darme algo de tregua a mi misma? (Y me explico, les premio cuando ellos son conscientes de su error, con el fin de convertir su frustración en risas y el aprendizaje en un proceso divertido)

Pues con esto, os voy a contar los errores que he cometido en mi entrevista de trabajo -para un puesto de profesora en un centro de secundaria-, para que alguien más pueda aprender de mi experiencia. (Los errores que cometí en la oposición os los contaré cuando gane una plaza 😉 )

Para empezar, hay que estar más relajada, quizá haber corrido media hora por la mañana antes de ir a la entrevista, para descargar adrenalina. Preguntas que me pillaron de improvisto por no haberme preparado la entrevista (y que por otro lado eran previsibles y muy interesantes):
¿Qué libros de divulgación sobre la materia que vas a impartir has leído? Aquí me olvidé de Isaac Asimov, de Stephen Hawking, y de Una breve historia de casi todo, de Bill Bryson que tengo por leer. Lo cierto es que esta fue una asignatura pendiente, ya que he pasado mucho tiempo preparándome para otra especialidad y no le he dedicado tiempo a la lectura divulgativa de la Biología y Geología. La cuestión es que cuando acabas la carrera tienes que elegir una especialidad, y yo elegí Física y Química. Sin embargo, si fuera profesora de Biología y Geología seguro que tendría muchos libros que nombrar porque me prepararía mis clases y mejoraría mi formación en estas áreas. Otra pregunta que me gustó mucho fue ¿Cuál sería tu clase ideal? aquí creo que hubiera sido interesante hablar de una clase participativa y comunicar más a cerca de cómo quiero que aprendan mis alumnos, del feedback que espero de ellos. También me preguntaron ¿Cómo eres tú como estudiante? Y no se me ocurrió contarles que he disfrutado con cada disciplina que he estudiado, que fui tan buena en ciencias como en letras y que la constancia y el placer por aprender han sido mis principales aliados.

Estas tres preguntas han sido las que más me ha gustado que me hicieran y también las que peor he contestado, no sólo por no dar la respuesta esperada, sino en realidad por no contestar con propiedad, por no haberlas respondido o explicado correctamente. Sin embargo, esta experiencia junto a la oposición, habrán sido las mejores oportunidades para aprender que he tenido este año. Y como yo les digo a mis alumnos, la mejor oportunidad para aprender la encuentras cuando te equivocas y eres consciente de ello.

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